![¿De qué científica se trata? [Reto por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en Ciencia]](https://cdnb.20m.es/sites/76/2018/01/De-qu%C3%A9-cient%C3%ADfica-se-trata-Reto-por-el-D%C3%ADa-Internacional-de-la-Mujer-y-la-Ni%C3%B1a-en-Ciencia.png)
El “Efecto Matilda” en la ciencia.
Cuando
la invisibilidad nos llega porque nos hacen sombra.
Lorena
Fernández
Las
mujeres, en muchas ocasiones, tenemos el «superpoder» de la
invisibilidad: espacios donde no estamos, fotos en las que no
aparecemos, la Historia que se olvida de nosotras, entradas de
Wikipedia que «no nos merecemos», … Esto nos ha acompañado en el
pasado (como bien decía Virginia Wolf, anónimo es nombre de mujer)
y se repite en la actualidad, como el día de la marmota. Algo así
como en la película El Sexto Sentido, donde somos transparentes y no
lo sabemos hasta el final. De esto hablé en la charla TEDx «La
increíble mujer invisible»:
Pero
en este post me voy a centrar en la invisibilidad fruto de la sombra
de otros. ¿Qué es eso? Nada más y nada menos que el efecto
Matilda. A lo largo de la Historia muchas
científicas han visto cómo sus trabajos se atribuían a hombres. El nombre de este efecto tiene su origen en el efecto Mateo, por la parábola de los talentos enunciada en el Evangelio:
científicas han visto cómo sus trabajos se atribuían a hombres. El nombre de este efecto tiene su origen en el efecto Mateo, por la parábola de los talentos enunciada en el Evangelio:
"Quítenle
el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se
le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun
lo que tiene."
Mateo 25: 14-30, La parábola de los talentos
Mateo 25: 14-30, La parábola de los talentos
El
sociólogo Robert King Merton tomó las palabras de Mateo para hacer
referencia a la concentración de mejores puestos de trabajo,
financiación o premios en manos de aquellos investigadores que ya
han alcanzado reconocimiento. Es decir, que hacen sombra sobre todo
lo que tienen a su alrededor y se comen la luz del resto como si de
agujeros negros se tratara. Por cierto, muy curioso como el propio
Robert K. Merton puso en práctica el efecto Mateo dado que la idea
la desarrolló junto a Harriet Zuckerman, pero sospechosamente su
nombre no apareció en el artículo donde se publicó por vez
primera. Años más tarde, se casó con ella y reconoció la
co-autoría.
Aquí
es cuando entra en juego la historiadora Margaret Rossiter, que le
cambia el nombre al efecto de Mateo a Matilde (en homenaje a la
activista Matilda J. Gage) porque identifica que las mujeres somos
más vulnerables a este efecto. No hay más que ver estudios como el
del Canadian Institutes of Health Research (CIHR) «Are gender gaps
due to evaluations of the applicant or the science?«, que muestra
cómo las investigadoras reciben menos financiación y becas porque
es una pescadilla que se muerde la cola: si consigues más pasta,
atraes más talento, lo que te lleva a conseguir más pasta.
Y
repasando la Historia, aquí van algunos ejemplos sangrantes de
mujeres científicas que sufrieron este efecto en carnes:
- Lise_Meitner y Otto Hahn
- Las programadoras de la máquina ENIAC. (Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence).
¿Qué
otros casos conocéis?
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